Hoy hablamos con Dolores Báez, Investigadora en el Centro Investigacións Agrarias Mabegondo (Agencia Galega da Calidade Alimentaria).

¿Para las personas que no conocen el CIAM, ¿podrías indicar a qué se dedica y en qué consiste el modelo de negocio?

Dentro de la Agencia Galega de la Calidad Alimentaria ( AGACAL), el Centro de Investigaciones Agrarias de Mabegondo (Abegondo, A Coruña) cuenta con rebaños de ganado vacuno de carne y leche, y una superficie, alrededor de 300 has, dedicadas a la experimentación y a la alimentación de este ganado. Está estructurado en tres departamentos: coordinación y desarrollo tecnológico; producción animal, y pastos y cultivos, donde llevo a cabo mi labor investigadora. Este proyecto se encuadra en la línea de la fertilización orgánica y mineral de cultivos forrajeros y el medio ambiente, que tiene como objetivo global el promover buenas prácticas agrícolas para incrementar la eficiencia del uso de nutrientes por los cultivos forrajeros, mitigar emisiones de gases y potenciar el secuestro de carbono en los suelos.

Participamos en proyectos de financiación europea, nacional y regional; en colaboraciones directas con empresas y otros agentes del sector agroganadero como cooperativas, ganaderos, agricultores, etc.

¿Cuál es el mayor reto o la mayor complejidad con la que os enfrentáis en el día a día?

Estudiamos medidas para minimizar el impacto ambiental de las actividades agrarias mediante el uso racional de fertilizantes por los cultivos; intentamos potenciar una intensificación forrajera sostenible, por ejemplo, implantando rotaciones de doble cultivo por año reduciendo inputs de fertilizantes y, promover el aprovechamiento de recursos propios de las explotaciones como son los purines y estiércoles en un modelo de aprovechamiento circular de los nutrientes en las explotaciones.

¿Cómo crees que va a evolucionar el sector?

Nos encontramos en un momento decisivo y de cambios importantes en los que el sector se enfrenta a la aplicación de nuevas directivas: decreto contra la contaminación difusa por nitratos, el de nutrición sostenible, la aplicación del cuaderno digital, y que va a suponer un reto importante de asimilación de información, de adaptación y de manejo de los fertilizantes orgánicos y minerales en sus explotaciones.

¿Cuál es el papel del CIAM dentro del proyecto?

La puesta a punto de una metodología basada en la técnica de la espectroscopía de reflectancia en el visible y el infrarrojo cercano (vis-NIRS) aplicada al análisis de algunos constituyentes del suelo.

¿Qué repercusión crees que tendrá el proyecto a futuro?

Una vez que están desarrolladas las calibraciones y validadas con valores de referencia obtenidos por los laboratorios, su aplicación en los nuevos análisis de suelo tendrá importantes ventajas como precio y rapidez, con lo que será posible un seguimiento más exhaustivo del nivel de fertilidad del suelo y cuantificar mejor las nuevas aplicaciones de fertilizantes.

¿Cuál crees que es el aspecto más innovador/disruptivo del proyecto, o algo que lo haga diferente al reto?

Poder realizar aplicaciones de fertilizantes sincronizadas a los niveles reales del suelo y adaptadas a las necesidades de los cultivos, evitando aportes innecesarios, supondrá para el ganadero/agricultor ahorro en costes de abonado y paralelamente protección del medio ambiente; también, será una herramienta de ayuda en el cumplimiento de las nuevas directivas.